jueves, 19 de abril de 2007

Día 17 - Como decíamos ayer...

Hola. Hoy finalmente he conocido a Número 2. Por las cámaras lo vi en medio de la jungla solo y apenado y decidí ir a hablarle. Llegué y, sin miedo, me dispuse a saludarle. Pero... es un salvaje de una tribu. ¿En qué idioma hablarle? Entonces me he acercado hasta él andando como un rapero y le he dicho "¿Qué pasa, hermano?" con acento americano. Me ha mirado extrañado y me ha respondido en un idioma que sonaba muy homosexual. Ante mi rostro de incomprensión me ha hablado en inglés. [Me pregunto cómo un salvaje de una tribu perdida sabe inglés. Será cosa de la globalización. Yo el inglés lo sé hablar perfectamente. Mi problema es que tengo muy mal oído para los idiomas, entonces cuando alguien lo habla no lo entiendo. Como yo soy alguien, cuando hablo me oigo a mí mismo, así que no entiendo lo que digo. A efectos prácticos equivale a no saber inglés. La diferencia es que yo tengo un título.]. Después de otra cara de incomprensión por mi parte, Número 2 se ha percatado de la pegatina que llevo en la solapa y que pone "Agua para todos" [Reconozcan que es irónico quedarse en una isla y con esa pegatina] y se ha puesto a hablarme en un paupérrimo castellano. Cómo se nota que es de una tribu salvaje y que están atrasados. Me ha dicho que él y el resto de Viernes 13 son franceses y que cayeron aquí dos meses atrás en un accidente de avión. Supongo que todo eso es la leyenda de turno con la que esta tribu explica su existencia en el mundo. Para mí y para cualquier lector inteligente siguen siendo salvajes. Lo he llevado a mi campamento con vistas al mar y, como no sabía qué ofrecerle para entretenerlo, lo he invitado a jugar conmigo a crear un teatro de marionetas con los cadáveres que aún hay en la playa. Me ha mirado mal y se ha puesto como loco a enterrarlos. Le he preguntado al respecto. Ha sido algo así:
-Yo: ¿Por qué los entierras? ¿Alguna superstición de tu tribu? ¿Crees que tus dioses te castigarán?
-Número 2: No, no es higiénico vivir a 10 metros de una pila de cadáveres en descomposición. Además, el olor que desprenden no tardará en atraer animales salvajes.
-Yo: con "animales salvajes", ¿te refieres a algún tipo de espíritu en el que creen los de tu tribu?
-Número 2: Me refiero a jaguares.

Para que veais, no tiene ni idea de lo que habla. Las fantasías de su tribu están tan instladas en su cabeza que no atiende a razones ni actúa con lógica.

Narrador omnisciente:
Entonces una voz dijo: ¡Oye!, ¿cómo pones día 17 y escribes como si nada si llevas la tira sin escribir?
Pero nadie le hizo caso a esa voz y se fue ignorada y deprimida. Y cuentan que esa voz llegó a ser la voz favorita de la audiencia trabajando en doblajes para programas de televisión, pero esa es otra historia y no voy a contarla ahora.

Esta tarde, hace unas pocas horas, el salvajismo de Número 2 ha quedado patente. Yo estaba echándome la 13ª siesta del día (beneficios de tener un horario flexible -tan flexible que se puede abrir de piernas-) cuando me ha despertado el ruido de una serie de golpes. Al incorporarme he encontrado a mi salvaje compañero dándole de puntapiés al pobre de Spalding. He ido corriendo hacia Número dos para liberar a mi amigo, pero el maldito salvaje ha salido corriendo mientras seguía pegándole patadas. Yo lo perseguía mientras él se reía. Se lo tomaba como si fuera un juego. He tardado en alcanzarlo y poner a Spalding a salvo. Ha quedado bastante mal. Debe estar incosciente porque no me dice ni una palabra. Estoy preocupado.

PS: mi tecla de "return" fue robada por un mono titi. Por eso he puesto tan pocos puntos y aparte.

jueves, 22 de febrero de 2007

Día 16 - Que no estaba muerto, jod*r, estaba de parranda (aha jam)

Hola. Agradezco su preocupación por mi humilde y náufraga persona, pero les comunico que estoy bien. El motivo de que no haya escrito estos días es que pensé que algún día me rescatarán y que me preguntarán que qué he hecho y que esperarán historias de náufragos y yo solo podré contarles que estuve todo el día en el ordenador. Así que me bajé de inet un par de libros y películas sobre naufrágios y luego me puse a imitarlas.

Mi última acción como náufrago prototípico fue la construcción de un bote. No sé muy bien por qué, pero todos los náufragos lo construyen alguna vez. La tapa no me ha quedado demasiado bien. Aún no he decidido qué guardar dentro. Ya se lo diré cuando se me ocurra.

He fabricado lanzas para pinchar peces y he aprendido a construir trampas para animales. El problema es que los peces se alejan cuando intento pincharlos y los animales no caen en las sutiles trampas lógicas a las que los someto. Así que sigo comiendo a base de setas.

Spalding sigue conmigo. No sé qué haría sin él. Cuando en algún momento me siento triste porque echo de menos algo lo miro y su optimismo se me contagia.

Como les decía al principio, he restringido mi acceso a internet. A partir de ahora, pretendo visitar solo esta página, algún buscador para informarme sobre otros náufragos, y un juego al que he empezado a jugar en red. Se llama OGame. Llevo una semana y es aburridillo. Ya les contaré cómo me va.

En lo que respecta a Viernes 13, hay novedades. Una noche me desperté por unos gritos procedentes de la selva. A los gritos les sucedió un ruido parecido al motor de un avión. Acto seguido un objeto de grandes dimensiones salió volando de en medio de la jungla. Miré por mi red de cámaras y vi que su construcción religiosa en forma de avión había desaparecido, así como toda la tribu. No sé qué habrá pasado. Todos estos datos se me presentan como las piezas de un rompecabezas. Pero no consigo encajarlas. Y eso que estoy convencido de que todos esos hechos están relacionados entre sí...

Ayer mismo comprobé que Número 2 sigue en la isla. Imagino que habrá sido echado de su tribu por las frecuentes disputas que mantenía con ellos. Estoy pensando en buscarlo y presentarme. ¿Qué harían ustedes en mi lugar?

Ah, otra cosa que hago como náufrago es dejarme barba. Me estoy dejando una perilla super cuca, pero el resto de la cara me la afeito con la dentadura postiza. Náufrago, sí, pero con estilo.
También, a fin de conseguir un look más acorde con mi situación, he rasgado mis vestiduras. Esto me otorga un toque salvaje y casual bastante atractivo. Me he sorprendido a mí mismo mirándome en el agua, haciendo como que arañaba al aire y rugiendo como un tigre. Creo que Spalding me vio, porque cuando volví al campamento estuvo todo el rato aguantándose la risa. Se le notaba.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Día 8 - The Big Brothers (y quien lo pille eso que se lleva)

Hola. Mi estancia en la isla se ha revolucionado a raíz de mis últimos descubrimientos. Les comento:

Ayer, sin quitarme de la mente los escalofriantes gritos del día pasado, decidí que tenía que hacer algo. Usando mis conocimientos de informática aplicada y unos cuantos mocos, me construí multitud de web cams (sólo sé hacer cosas relacionadas estrechamente con los ordenadores) y las repartí por la selva, apostándolas en los árboles y no en las Vegas. Después de tres horas de monitorizar la selva desde el ordenador (instalado coquetamente en el interior de mi refugio), los descubrí. No estoy solo en la isla. Cohabito con una tribu de salvajes integrada por 13 varones adultos de color (de color negro). Desde que leí Robinson Crusoe he soñado con tener un amigo negro y llamarlo Viernes. Como éstos eran trece, decidí bautizar a su tribu como "Viernes 13". La tribu viste con unas ropas muy divertidas, que incluyen un trozo de tela de colores colgado del cuello. Ya pondré alguna foto cuando los pille con buena visibilidad.
Durante todo el día de ayer di rienda suelta a mi voyerismo. Viernes 13 se dedica a trabajar en una especie de "cosa" parecida a un avión. Pero como son salvajes y primitivos, deberá ser alguna estatua que casualmente se parece a un avión.
Me pasé todo el día de ayer y gran parte del día de hoy observándolos, como si de un Gran Hermano se tratara. Mi momento favorito ha sido cuando Spalding y yo, después de comer, nos hemos puesto a doblarlos con voces graciosas. Spalding no habla mucho, pero cuando lo hace yo me muero de la risa. Por su cara, él también se lo estaba pasando en grande.

Esta tarde nos hemos fijado en uno de los integrantes de Viernes 13. Lo llamo Número 2. Suele dar lugar a conflictos con su grupo. Más de una vez se ha alejado del resto de Viernes 13 y se ha aproximado bastante a nuestra base de operaciones. Pero ya hemos perdido el miedo (Spalding y yo). La verdad es que tengo curiosidad por conocerlo.

Ah, y ya he resuelto el problema de la bebida. Bebo leche de coco. Ah, ¿no les he hablado de Coco? Es una oveja que misteriosamente iba en el avión, en el compartimento de equipajes. Tiene un hijo oveja (no sé cuál es la palabra exacta para designar a las crías de las ovejas), por eso da leche.

lunes, 12 de febrero de 2007

Día 6 - Miedo en la boca del estómago

Hola. Estoy asustado. No sé qué hacer. Les contaré desde el principio:

Como verán, no hay post del Día 5. No es que quisiera evitar la rima fácil, es que se me rompió el ordenador. ¿Alguno de ustedes sabía que en las islas tropicales llovía tanto? Ayer mañana me despertó la lluvia torrencial. El ordenador se encontraba prácticamente desintegrado. Spalding y yo nos refugiamos rápidamente debajo de unas palmeras, pero sirvió de poco. Aproveché para beber de la lluvia -el otro día tuve una mala experiencia intentando beber agua del mar- y cuando paró, encomendándome al hado (o al "ada") me propuse construir un refugio. Spalding y yo nos adentramos en la jungla (armados con una dentadura que le sustraje a un cadáver que no miraba) y cortamos ramas y otras cosas que nos podían servir para hacer dicho refugio. Nuevamente en la playa comenzamos a trabajar. Spalding intentó echarme una mano pero su condición de balón de volley playa se lo puso difícil. No obstante realizó una gran labor como supervisor. Una vez terminado nuestro lindo caseto, me di cuenta de que había dejado un agujero en la parte superior y que seguiría mojándome si llovía. Así que volvimos a la selva. Y entonces lo oímos. Gritos. "Gente", o algo, gritando. Voces graves y furiosas que parecían discutir en un idioma salvaje. Spalding se quedó mudo. Yo, en un acto de valentía, avancé raudo en la dirección de las voces, pero en sentido opuesto. Al llegar a la playa nos escondimos en el refugio y esperamos hasta el día de hoy. Spalding parecía estar aterrado. Su cara se había quedado congelada en una mueca y no decía nada. De hecho, no ha hablado hasta este al medio día, después de comer (setas otra vez).
La mañana la he invertido en reparar el ordenador, pero no estaba centrado y me ha salido Linux. No paro de pensar en aquellas voces. ¿Quiénes serían? ¿Serían peligrosos? ¿Por qué gritaban? Y lo que es más importante: ¿habría chicas con ellos?
Por la tarde he intentado hablar con Spalding sobre el tema. Él no estaba muy elocuente, la verdad. Creo que está más asustado que yo, pero intenta ocultarlo con una sonrisa.
Mi teoría, no se lo digan a él, es que nos encontramos en una isla habitada por salvajes antropófagos devoradores de cerebros. Sí, sé que no tengo pruebas que lo demuestren, pero es un pálpito que me ha dado.
Anoche a penas dormimos y hoy creo que vamos por el mismo camino. Por si nos atacan no me separo de mi única arma: la dentadura. Se está convirtiendo en una extensión de mi cuerpo. Hoy he conseguido hasta afeitarme con ella. Es útil pero da asco.

sábado, 10 de febrero de 2007

Día 4 - Variedades

Hola. Hoy ha sido un día muy movido. Ha habido de todo: descubrimientos, planes de futuro, sustos y momentos de ocio. Les contaré mi día desde el principio:

Me desperté temprano. Estaba amaneciendo y Spalding aún dormía. Debía de estar soñando con algo agradable pues tenía una amplia sonrisa en su rostro. Me acerqué a la orilla donde el agua seguía trayendo cosas del accidente. Vi una caja muy grande. La saqué del agua y la abrí. Estaba llena de botellas de agua. "Pfff, vaya cosa tan inútil", pensé. "Rodeado de agua y esto es lo que encuentro". Comencé a vaciarlas con la intención de llenarlas de orina y dárselas a Spalding diciendo que eran botellas de fanta (de naranja o de limón, según el color), pero mientras hacía esto se me ocurrió algo mejor. Las vacié todas y las puse a secar. Cogí hojas de palmera y con el boli empecé a escribir en las hojas. Luego las enrollaba, las metía en las botellas y las lanzaba al mar. En algunas hojas ponía bellas poesías. En otras dibujaba culos o cosas así. Me gusta pensar que el mar decidirá a quien entregar cada una. Quizás les llegue alguna a alguno de ustedes.

Más tarde, a eso del medio día, sufrí un desmayo mientras hablaba con Spalding. Recobré la consciencia y comprobé que Spalding no se había movido de mi lado. Sonrió al verme despierto. Qué buen amigo es. Deduje que el desmayo había sido causado por el hambre. Llevaba desde que llegué a la isla sin comer. Acostumbrado a oír a mi madre gritar: "¡la comida!", no había echado en falta alimentarme. Raudo me puse a buscar comida y encontré unas pequeñas pero abundantes setas que crecían junto a los árboles. Al poco de empezar a comerlas, Spalding me imitó y también se puso a comer. De hecho, se puso hasta a hablar. Quizás hubiera sido ése el momento de dejar de comer setas pero estaban buenas y algo había que comer.

Cuando ya estaba atardeciendo, Spalding y yo fuimos a dar un paseo por la playa. Aquello era precioso. El sol del atardecer volvía naranja todo el cielo y producía unos reflejos increíbles en el agua. El ruido de las olas, el sol, la suave brisa, los destellos del sol en los fragmentos de metal del avión, los cadáveres de los pasajeros del vuelo en posiciones divertidas... se respiraba paz. Me sentía bien.

Ah, y los cadáveres están en posiciones divertidas porque después de estar comiendo setas, Spalding y yo fuimos a colocarlos en aquellas formas. Solíamos poner la mano de uno en el trasero de otro y cosas así.

Día 3 - Un nuevo amigo

¡Hola! Hoy estoy de muy buen humor. Más abajo les explicaré por qué, pero antes quiero contarles cómo he llegado hasta aquí:

Yo había ido al aeropuerto de mi ciudad para intentar llevarme alguna maleta de las cintas transportadoras cuando sentí la llamada de la naturaleza. Necesitaba encontrar un baño urgentemente. Busqué y busqué pero todos estaban ocupados o cerrados. Finalmente encontré uno. Era el de un avión. Desgraciadamente, para cuando vine a darme cuenta ya estábamos en el aire (volando, que no en directo) y a mí me daba vergüenza decir que la había cagado. Como pueden deducir por mi actual situación, el avión tuvo un accidente. Nos estrellamos en esta isla. Según parece, yo soy el único superviviente, si bien no descarto que periódicamente, coincidiendo de forma casual con que me quede sin nada que contar, vaya encontrando pasajeros vivos en la isla.

Ahora el motivo de mi alegría:

Resulta que he estado rebuscando entre lo que ha traído la marea y he encontrado muchas cosas. Algunas inútiles, como un motor con hélices y una balsa hinchable, pero otras geniales, como un balón de volley de la marca spalding al que llamaré Spalding y trataré como a mi mejor amigo. También he encontrado un bolígrafo. Lo he usado para hacerme una herida y con la sangre dibujarle una cara a Spalding. Creo que le ha gustado porque ahora siempre sonríe.

viernes, 9 de febrero de 2007

Día 2 - ¡Fuego!

Hola. Perdonen por haberme marchado tan rápido ayer. La marea trajo muchas cosas y aún estoy recogiéndolas. Ya les contaré cuando tenga más tiempo más detalles sobre mi naufragio.


Ah, se me olvidaba. Ya he conseguido hacer fuego. Sólo tuve que programar un windows 98 que no pudiera colgarse y mandarle realizar 3 tareas simultáneas. No tardó en arder.

jueves, 8 de febrero de 2007

Día 1 - Llegada

¿Hola? Hace un rato naufragué en esta isla... estoy solo... con un par de ramas, unas hojas y unas piedras me he construido un ordenador. Suerte que fui el primero de mi promoción en la carrera de informática. Lo que aún no he conseguido es hacer fuego...

...sube la marea. Luego sigo.